La justicia
colombiana permanece ranqueada entre las peores y más desacreditadas del mundo
puesto 106 entre 126 países) ver ranking en página 29.
Ese penoso
puesto que ocupamos se debe a la corrupción que impera en toda la rama judicial
y a ese abominable proceder que los ha llevado a ser llamados ‘EL CARTEL DE LA
TOGA”.
Estoy
convencido que hay unos jueces profesionales y rectos, pero lamentablemente no
son la mayoría.
Se supone
que la rama judicial es la encargada de administrar justicia, de ser la garante
de mantener el estado de derecho y de velar porque la vida, bienes, libertades
y derechos de los ciudadanos sean respetados y que los delincuentes sean
castigados.
Considero
que la génesis de este problema se remonta a la época en que el narcotráfico
en cabeza de Pablo Escobar asesinaba jueces y fiscales que no se dejaron
intimidar ni corromper y empeoró con la masacre de magistrados en el palacio de
justicia, perpetrada por los narcoterroristas del m19 a los que pertenece el
“decente” petro y que fueron financiados con dinero del narcotráfico para
tumbar la extradición.
De ahí en
Adelante la justicia se descuadernó; la majestad de las altas cortes fue
ultrajada y se convirtió en una feria de favores, intereses, tranzas, sobornos
y conveniencias; después toda esa vagabundería permeó las instancias más bajas, corroyendo las bases y haciendo colapsar el Sistema.
Y para
rematar, una estrategia de infiltración conducida durante años por la izquierda
afín al terrorismo, hoy ha logrado su cometido y ahora todo el sistema jurídico
del país parece diseñado para proteger y premiar a los criminales, dejando a la
sociedad indefensa, aterrada, atónita y por supuesto paralizada, porque sólo
nos quejamos, pero no hacemos nada para remediarlo.
Los
ejemplos sobran a diario: puertas giratorias en las cortes; nombramientos por conveniencia; nominas
paralelas; decisiones cargadas de vicios; Absoluciones y preclusiones
descabelladas; fallos arbitrarios y amañados; persecución política por la vía jurídica;
condenas irrisorias y casa por cárcel a criminales; demoras en procesos y
fallos para favorecer criminales; persecución a militares y policías;
constantes condenas contra la nación en contubernio con el Sistema
interamericano de Derechos Humanos y otras ong’s para después repartirse la
plata como en el caso del colectivo de abogados JAR con Alirio Uribe a la
cabeza y las supuestas víctimas de Mapiripán.
Y como si
todo lo anterior no fuera malo, santos arrodilló el país a los narcoterroristas
farc y en acuerdo con ellos y juristas de la izquierda mundial crearon un sistema de justicia hecho a la medida de los narcoterroristas para dejarlos
impunes y ayudarlos a legalizar sus narcofortunas.
Hoy el
mundo se ríe de Colombia por lo que acaba de pasar con el narcoterrorista
santrich y los colombianos lloramos inútilmente por habernos dejado arrinconar
y arrebatar cobardemente el derecho a la justicia.